El reciente informe de la Contraloría Regional de Ñuble no dejó títere con cabeza: detectó que funcionarios del Gobierno Regional marcaban asistencia, pero dedicaban parte de su jornada a actividades privadas. Entre ellos, un abogado a contrata que, en vez de trabajar para el Estado, usaba su tiempo laboral para llevar causas judiciales personales.
El caso no es aislado. El informe también revela uso de planillas Excel para controlar licencias, exfuncionarios aún registrados en los sistemas de asistencia, y una ausencia total de supervisión sobre los permisos otorgados. ¿El resultado? Remuneraciones mal calculadas, pagos sin respaldo y un desprecio evidente por los principios de probidad y eficiencia pública.
¿Se están burlando de la función pública… desde adentro?
